Llamadle como queráis...
Este año en el que ya soy mayorcita, no quise felicitarlas a través del blog, porque llegué a la conclusión de que no quería entrar en ese bucle interminable en el que entramos la mayoría, felicitando unos días que para muchos no representa más que estar obligados a constatar como unos tienen tanto y otros tan poco, bien por envidia, bien por conciencia.
Unas fechas en las que se acentúan las diferencias más que nunca, porque de ello se encarga la sociedad al completo, en un empeño casi unánime e irracional. Los medios de comunicación, la televisión asaeteadora de coches magníficos, casas lujosas, vestidos espectaculares, que si Versache, que si Vilarrubina del MOnte de Arriba....que si del MOnte de Abajo....y llegamos nosotros, los "supuestos amargados" y no dejamos que la gente se pase estos días en una eterna carcajada de buenos deseos y felicidad, a tocar los cataplines con la conciencia.
Gastos superflúos, mucha sonrisa y mucha palabrería. Ilusión, también no lo neguemeos, pero para el que tiene, para el que no tiene, ninguna.
Trabajo, mucho trabajo para las amas de casa, sobre las que cae el peso y la responsabilidad de estas fiestas, de compras, cenas, comidas nietos, sobrinos padres, tios, abuelos...regalos, monta el belén, el árbol, adorna la casa, y desmóntalo tres días, después.
Y en medio de todo este tinglado corteinglesil, el PP con su Rajoy a la cabeza, ladrando contra Zapatero de fondo, con música de un villancico cristiano por supuesto, vestido de cocinero, y con Rouco Palela y sus secuaces ultraconservadores haciendo el coro con consignas provida en favor de la familia, cristiana por supuesto, los demás al cubo de la basura.
A partir de ahora, sólo voy a "desear" en días tan alegremente desesperantes. Voy a tener deseos para todos. Deseos de que sean más humanitarios, y para el que considere que lo es, más si cabe. Deseos de más unidad familiar, en las diferencias, deseos de que la gente que se quiere no se vea sólo una vez al año, deseos de que los hijos se ocupen más de sus padres, deseos de que la juventud encuentre el norte, tanto en lo laboral como en el sentimental, deseos de más conciencia para el que no la tenga y que le ocasione menos sufrimiento para aquel que si la tiene....
Y no os preocupéis queridos amigos, que pronto será primavera en el Corte Inglés y volveremos a hablar de eso que no nos gusta: economía y crisis.
Aunque en un suspiro, aquí es ná, en unos mesecitos volveremos a repetir lo mismo ustedes y yo, en la próxima Navidad...pues nada que es más fácil y más corto entrar en el bucle, ¡Feliz 2011! ¿Consistirá en esto la vida?
sábado, 2 de enero de 2010
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