viernes, 28 de agosto de 2009

Discurso de Gervasio Sánchez(premio Ortega y Gasset de fotografía

Discurso pronunciado por Gervasio Sánchez (periodista y fotógrafo) durante la entrega de los premios Ortega y Gasset el 7 de mayo.
En el acto estaban presentes la Vicepresidenta del Gobierno, varias ministras y ministros, exministros del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y centenares de personas.
Estimados miembros del jurado, señoras y señores:
Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. ….
Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias.
(Dejo constancia de mi denuncia por el silencio que han guardado los medios de comunicación y nuestro gobierno)

Las intolerancias que toleramos.

Y yo pregunto:
¿Por qué callamos y aceptamos los abusos de ciertas personas o colectivos contra los derechos de la mujer?
¿Qué pasa en nuestro pais que un hombre puede pasear a su mujer vestida de negro hasta los pies tapada completamente, sólo con los ojos al aire?
¿Por qué no está prohibido?
¿Por qué tenemos que permitir la excusa de que pertenecen a otra cultura?
¿Por qué si tenemos una Constitución, no obligamos a que todos los residentes la respeten?
¿Por qué cualquier retrógrada que cometa estos abusos, puede cometerlos impunemente y la ley no actúa contra ellos?
¿Por qué el gobierno de Catalunya que obliga a estudiar en catalán no impone la misma obligación para que estos casos no sucedan?
¿Por qué somos nosotros los que tenemos que aceptar su cultura y sus costumbres y no al revés?
¿Por qué la excusa a todos estos abusos se le llama “Pluralidad” en lugar de darle el nombre correcto y real con la definición correspondiente IMPOSICIONES – VEJACIONES – CONCULCACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS?.
¿Verdad que si queremos entrar en sus paises a determinados lugares debemos cubrirnos la cabeza, nos guste o no?

Esa "tolerancia" es intolerable. ¡Basta a los abusos hacia la mujer! ¡Basta de usar un nombre falso y llamemos a estos hechos por su nombre. Y al que no le guste que se vaya. Los signos exteriores deberían de estar prohibidos. ¡Todos!!!!! Pluralidad sí, imposiciones y vejaciones que conculquen los derechos ¡No!¡Tajantemente no, sin concesiones!¡Basta de pasividad ante estos abusos!
Lanzo un movimiento desde Facebook contra estos sucesos: Unéte al grupo “¡Basta de manipulaciones!No es pluralidad, ni respeto a otra cultura, lo que son atentados contra la mujer y su libertad”

jueves, 27 de agosto de 2009

Harta ya de tanto engaño baboso.

Soy de Vodafón, pero acepté hacerme de Movistar por una oferta de telefonía móvil. Me ofrecieron: tarifa plana de 19 euros, 300 minutos, llamadas a cualquier operador, y fijos gratis, era más barata que Vodafon, aún así algo hizo que no me diera de baja con ellos y pedí otro número. Te lo brindaban sin ningún compromiso, ellos te enviaban el telef y si a los 7 días no era de tu agrado podías devolverlo. Yo pensé, bueno, pruebo y si la cosa chuta pues dejo Vodafón y me cambio definitivamente. Te llaman y te hacen el contrato verbal, grabando los compromisos por ambas partes, lo que no cita la vendedora en ningún momento es el establecimiento de llamada ni dice nada de la cuota de conexión.
Primero me ofrecieron un NOkia, a cero euros claro, la marca era buena pero quise probar...
- No quiero nada si no me dan un táctil.
- Déjeme averiguar si podemos dárselo.
Llamada al día siguiente.. ¡sí podían! ¡vaya qué cosas! ¡qué casualidad! Un Samsung.
Te dicen que procederán a la grabación del contrato. YO especifico en la grabación que podía devolverlo a los 7 días.

Me llegó el teléfono a los 7 días y resulta pero sin activar la línea ¿Entonces cómo podías probarlo? Según la información del comercial de turno, había que pedirle a un amigo de Movistar de prepago que me dejara su tarjeta, total, sólo podías probar si funcionaba el teléfono, porque la línea no te la daban hasta pasados esos días. Trampas y más trampas. ¿Qué hubiera pasado si hubiera aceptado la oferta de mantener el teléf y me cambiara definitivamente a Movistar? Que durante una semana no habría tenido teléfono móvil.
Pasa el primer mes, no hago ninguna llamada y me llega una factura de 31 euros. ¿Cómo es posible si tengo tarifa plana (19 euros ) y ninguna llamada? Deberían cobrarme sólo 19 euros ¿no? ¡¡Eso es lo que contraté!!

No, y además no te dicen que hay una cuota de conexión de 21 euros que junto al 16% de iva más 6 euros de otro tanto suman esos 31 euros.

Llamo grabando las conversaciones, avisando de la grabación y después de pasar por 5 personas, tengo los nombres de todos ellos, exijo la retirada de esa cantidad que no se me especificó cuando me grabaron la contratación. Resultado, después de que la última señorita consultara con un asesor, y escucharan la grabación del contrato, me comunicaron que me devolverían el dinero en la próxima factura. Evidentemente exhibí mi número de socia de Ocu, demostré que conocía mis derechos y amenacé con un burofax y la consabida denuncia.
Así es, sólo dejan de engañarte cuando presionas, sino todo es una pura estafa, omisiones, trampas y más omisiones y más trampas.
Por tanto aconsejo conocer tus derechos, que sepáis lo que significa un contrato verbal, a qué compromete, y dónde pueden pifiarla ellos. Esta vez el cazador fue cazado, para fortuna mía.